Giroux expresa que antes de convertirse en un observador de esta forma de cultura infantil, aceptaba los supuestos, en gran porte indiscutidos, de que las películas de dibujos animados in-fluían la imaginación y la fantasía, reproducían un ambiente de inocencia y en general, son buenas para los niños. Estas películas parecían para ellos vehículos de distracción y una fuente muy considerada y buscada de diversión y alegría. EL autor también expresa que se le hizo claro que estas películas eran pertinentes fuera de los límites del entretenimiento.Huelga decir que la significación de les películas de dibujos animados actúa sobre muchos registros, pero uno de los más persuasivos es el papel que desempeñan como nuevas "máquinas de enseñar, como productoras de cultura. Para los niños parecen inspirar autoridad cultural y legitimidad para enseñar roles, valores y hábitos específicos como los sitios más s tradicionales de aprendizajeLa significación de las películas de dibujos animados como lugar de aprendizaje aumenta por el reconocimiento general que las escuelas y otros lugares públicos de aprendizaje están cada vez más acosados por uno crisis de visión.Significado y motivación.Por el contrario, los medios de comunicación de masas, especularmente el mundo de las películas de Hollywood, construyen un mundo de sueños y de inocencia infantil donde Ios niños encuentran cada vez un lugar para situarse en su vida emocional. Las películas infantiles proporcionan un espacio visual de alta tecnología donde la aventura y el placer se encuentran en un mundo fantástico de posibilidades y en una esfera comercial de consumismo y conversión en mercado.Culturas Infantiles y multinacionalesGiroux afirma que todo intento de examinar críticamente estas películas iba a contrapelo de la opinión popular norteamericana Después de todo, "el lugar más feliz sobre la tierra" ha conseguido tradicional-mente su popularidad en darle a través de la imagen autoproclamada de inocencia de mamá que lo ha protegido de la mirada inquisitiva de los críticos. Existe también la realidad de un gran poder económico y político que protege sin fisuras su posición corno abastecedor de inocencia y virtud moral norteamericana . Disney ha entablado agresivas acciones judiciales por violaciones de sus derechos de propiedad intelectual, ha definido quién tiene acceso a sus archivos y ha intentado incluir en los usos del material investigado en ellos. Del mismo modo, Disney tiene una terrible reputación de ejercer presión sobre los autores que critican su ideología y su empresa. La imagen de Disney como icono de la cultura norteamericana se refuerza firmemente por medio de la penetración de su Imperio en todos los aspectos de la vida social. Los niños experimentan su influencia cultural a través vídeos caseros, centros comerciales, películas educativas escolares, taquillas, programas de televisión popular y restaurantes familiares. Disney se esfuerza mucho para promover su Imagen cívica. Definiéndose como vehículo para la educación y la responsabilidad cívica, por ejemplo proporciona , ofrece ayuda económica y para los jóvenes urbanos en situaciones de desventaja a social por medios de uno de sus programas.Disney en la actualidad, produce prototipos para escuelas, nuevas identidades y comunidades modelo y la manera en que debe comprenderse el futuro por medio de una construcción particular del pasado. Disney obtiene pleno partido de representar de nuevo el paisaje social y cultural mientras difunde la ideología de sus ingenieros de la imaginación. Pero Disney hace más que proporcionar prototipos para comunidades en mayor escala, también reivindica el futuro por medio de su visión nostálgica del pasado y su construcción de la memoria pública como una rnetáfora del reinado mágico.El teórico Trances Jean BAUDRILLARD ha captado la amplitud y la fuerza de la influencia de Disney sosteniendo que Disneylandia es más "real'' que fantasía, porque actualmente proporciona la imagen sobre la que Norteamérica se construye a sí misma. Los límites entre entretenimiento, educación y comercialización se vienen abajo por la omnipotencia absoluta de la penetración de Disney en diversas esferas de la vida cotidiana El ámbito del imperio Disney revela tardo sus perspicaces prácticas empresariales como su aguzada viste para proporcionar suenas y productos a través de las formas de la cultura popular en las que los niños realizan de buena gana inversiones matearlas y emocionales.La apariencia inocente de Disney les parece a algunos críticos como poco más que una máscara promocional que disimula sus técnicas comerciales agresivas y su influencia al educar a los niños en las virtudes de convertirse en consumidores activos. Eric Smoking, indica que "Disney construye la infancia para hacerla completamente compatible con el consumismo". Más perturbadora aún es la extendida creencia de que su inocencia de marca le libra de tener que rendir cuentas sobre las diversas maneras en que determina el sentido de realidad que suministra a los niños cuando éstos adoptan nociones particulares y a menudo higienizadas de la identidad, la cultura y la historia en el universo cultural aparentemente apolítico del "reino mágico".Las películas de Disney, producidas desde 1989, son importantes porque han recibido enormes elogios y han alcanzado la categoría de grandes éxitos. Para muchos niños representan su primera introducción en el mundo de Disney. El público general está más dispuesto a suspender el juicio crítico sobre estas películas infantiles. La fantasía de dibujos animados y el entretenimiento parecen plegarse uno sobre otro y quedar fuera, en cuanto tales del mundo de los valores, el significado y el conocimiento. Dada la influencia que la ideología de Disney tiene sobre los niños, es imprescindible que los padres, los profesores y otros adultos comprendan cómo estas películas atraen la atención y dan forma a los valores de los niños que las ven y las compran.Disney al moldear las identidades individuales y controlar los campos de significado social por medio de los cuales los niños se mueven en el mundo, desempeña un papel demasiado complejo. El mismo se inscribe de manera dominante en la vida de los niños e influye poderosamente en la forma de imaginar el paisaje cultural de Norteamérica. La dominante autoridad cultural de Disney es demasiado poderosa y trascendental para ser simplemente objeto de reverencia. Lo que Disney se merece es critica respetuosa, y una medida de este respeto es incluir el enfoque de la infancia y la sociedad reflejado en sus obras en un diálogo crítico sobre los significados que produce, los roles que legitima y las narraciones que utiliza para definir la vida norteamericana.La pregunta de si las películas de dibujos animados de Disney son buenas para los niños no tiene respuestas sencillas, pero al mismo tiempo requiero examinar estas películas fuera del registro tradicional de la diversión y el entretenimiento. Las películas de dibujos animados de Disney proporcionan un "mercado de la cultura", una plataforma de lanzamiento para un número inacabable de productos y mercancías que incluyen cintas de vídeo, bandas sonoras, ropa infantil, armarios, muñecos de peluche y nuevas entradas en los parques temáticos.En una nota más positiva, la amplia distribución y el atractivo popular de estas películas proporcionan a los diversos públicos y espectadores la oportunidad de poner en duda los supuestos que permiten a la gente suspender el juicio respecto a la responsabilidad de Disney de definir un entretenimiento infantil apropiado. La influencia social y cultural de Disney es tan enorme y trascendental que no debería quedar libre de control y mediación.Las películas de Disney funcionan como lugares de entretenimiento porque ponen en contacto con la alegría y la aventura a niños y adultos por igual. Se presentan como lugares para experimentar placer, incluso cuando tenemos que comprarlo.La fantasía abunda cuando las películas de dibujos animados de Disney producen una multitud de villanos, héroes y heroínas exóticos y estereotipados. Las representaciones de Disney tanto de las mujeres malas como de las buenas parecen haberse hecho en la redacción de Vogue.La colección de objetos y animales animados en estas películas es del mayor nivel artístico La libertad, los ritos de peso, la intolerancia, las elecciones, la injusticia del machismo y la movilización de la pasión y el deseo son sólo algunos de los muchos lemas explorados en estas películas de dibujos animados. Existen varios supuestos que estructuran estas películas que representan el rostro oculto de Disney:Uno de los mensajes más polémicos que aparecen y desaparecen de las películas de dibujos animados de Disney se refiere a la representación de las muchachas y las mujeres. Todas las mujeres en estas películas están subordinadas en el fondo a los hombres y definen su sentido de poder y su deseo casi exclusivamente desde el punto de vista de la narración del macho dominante, Por ejemplo, la sirena Ariel, El Rey Leon,etc.Dada la pretendida obsesión de Disney con los valores familiares, especialmente como una unidad de consumo, es curioso que no haya madres en algunas de sus películas por ejemplo también La sirenita y La Bella y la Bestia.Jack ZIPES afirma que las películas de dibujos animados de Disney exaltan un poder de tipo masculino. ZIPES cree que reproducen 'un tipo de estereotipo de género que tiene un efecto adverso sobre los niños. Respecto a la cuestión del género, la visión de Disney de la relación entre la acción femenina y la obtención de poder no es sólo nostálgica, linda con lo abiertamente reaccionario.Los estereotipos raciales son otra cuestión importanle que emerge en muchas películas de dibujos animados de Disney. Pero el legado de racismo no comienza con las películas producidas desde 1989; al contrario, se puede rastrear una larga historia de racismo asociada con el trabajo de Disney hasta las imágenes denigrantes de personas de color en películas como La cancón del Sur y El libro de la selva, Aladino, ´PocahontasEl racismo en las películas de dibujos animados de Disney no aparece simplemente en imágenes negativas o por medio de interpretaciones históricas erróneas: la ideología racista se manifiesta también en la codificación racial del lenguaje y el acento en la pronunciación. El uso de un lenguaje codificado racialmente no es nuevo en las películas de Disney y se puede encontrar por ejemplo en una versión temprana de Los tres cerditos. Lo asombroso es que estas películas producen infinitas representaciones y códigos en los que se enseña a los niños que las diferencias culturales que no llevan la marca de la procedencia étnica de clase media blanca son desviadas, inferiores, ignorantes y una amenaza que se debe superar.La carta de la raza ha sido siempre central en la visión de Disney de la identidad cultural y nacional, y sin embargo, la cuestión racial solo parece justificar un debate público cuando se manifiesta pretendidamente en un discurso de los derechos civiles para beneficiar a los negros bien por medio de una acción afirmativa.Otro rasgo central común a rodas las películas de dibujos animados de Disney es la celebración de relaciones sociales profundamente antidemocráticas. Para los niños, los mensajes ofrecidos en las películas de <Disney indican que problemas sociales como la historia del racismo, el genocidio de los nativos norteamericanos, el sexismo predominante y la crisis de la vida pública democrática norteamericana simplemente están dispuestos por la naturaleza. Esta es una visión peligrosa del orden social y muy conservadora sobre las relaciones sociales del mundo contemporáneo.Esto no Significa esto que las películas infantiles de Disney se deberían ignorar o censurar. Deben aprenderse varias lecciones del reconocimiento de estos mensajes. En primer lugar , es crucial que el terreno de la cultura popular que Disney utiliza cada vez más para enseñar valores y vender mercancías se considera seriamente como un sitio de aprendizaje, especialmente para los niños. Esto significa que se debe incorporar en las escuelas como objeto serio de conocimiento social y análisis crítico. En segundo lugar, los padres, los grupos comunitarios, , los educadores y otros individuos deben estar atentos a los mensajes implícitos en estas películas para criticarlas y recuperarlas cuando sean necesarias con un fin más productivo.En tercer lugar, la penetración global de la compañía en las esferas de la economía, el consumo y la cultura aconseja analizar a Disney dentro de una variedad de relaciones de poder. Esto aconseja emprender nuevos análisis que unan las diversas formaciones sociales y culturales en las que Disney se compromete de manera activa. Una posición dialéctica como esta quiebra la lógica de que Disney se ocupa ante todo de la pedagogía del entretenimiento. La investigación sobre Disney debe ser histórica, relacional y multifacética.En cuarto lugar, si las películas de Disney deben verse como algo más que narraciones de fantasía y evasión, como sitios de regeneración e imaginación que afirman más que niegan la prolongada relación entre entretenimiento y pedagogía, los trabajadores culturales y los educadores tienen que introducir de nuevo lo político y lo pedagógico en el discurso del entretenimiento. En un nivel esto aconseja tratar las posibilidades utópicas en las que los niños encuentran a menudo representaciones de sus esperanzas y sueños. En otro, los trabajadores cultuales necesitan combinar una política la representación con un discurso de economía política para comprender cómo las películas de Disney actúan dentro de una red amplia de producción y distribución como máquinas de enseñar dentro y a través de las culturas públicas y formaciones sociales diferentes.Además, este tipo de películas deben analizarse no sólo por lo que dicen sino también por cómo públicos adultos y grupos de niños dentro de contextos nacionales e internacionales diversos las utilizan y las aceptan. Disney no representa un bloque cultural monolítico, que ignore los diferentes contextos; al contrario, su poder descansa, en parte, en su capacidad de tratar distintos contextos y ser interpretado de manera diferente por formaciones y públicos transnacionales Disney suscita lo que Inderpal GFIEWA y Carea KAPLAN han llamado "hegemonías dispersas'''e', Precisamente tratando el modo en que estas hegemonías actúan en espacios particulares de poder.En quinto lugar, pedagógicamente es Imprescindible que padres, educadores y trabajadores culturales estén atentos a las diferentes maneras en que grupos diversos de niños utilizan y comprenden esas películas y medios visuales. Esto aconseja que desarrollemos nuevas formas de alfabetización, nuevas maneras de comprender e interpretar de un modo critico los medios visuales producidos electrónicamente. Los niños aprenden a partir de la exposición a formas culturales populares, y éstas proporcionan un nuevo registro cultural del significado de la alfabetización. Esto significa que no puede haber pedagogía cultural sin prácticas culturales que exploren las posibilidades de formas populares diferentes y que pongan de relieve a la vez las aptitudes de los estudiantes, La cuestión aquí es que los estudiantes no deberían simplemente analizar las representaciones de la cultura popular mediada electrónicamente, deben también poder dominar las destrezas y la tecnología para producirlas. Esto supone hacer películas, videos, música y otras formas de producción cultural. Esto también aconseja dar a los estudiantes más poder sobre las condiciones para la producción de conocimiento, pero una pedagogía cultural implica también la lucha por más recursos para las escuelas y otros lugares de aprendizaje.El poder y la influencia de Disney están muy extendidos en la sociedad norteamericana, los padres, educadores y otras personas tienen que encontrar medios para conseguir que Disney rinda cuentas de lo que produce. En lugar de concebirlo como una esfera pública comercial que distribuye placer inocentemente a los jóvenes, el imperio Disney debe verse como una empresa pedagógica y un artífice de políticas comprometido activamente en la formación del paisaje cultural de la identidad nacional y la despolarización" de la mente de los niños pequeños. Esto quiere señalar la necesidad de tratar el papel de la fantasía, el deseo y la inocencia en el aseguramiento de intereses ideológicos particulares, la legitimación de relaciones sociales especificas y la realización de una afirmación clara sobre el significado de la memoria pública. Es preciso hacer responsable a Disney no sólo en la taquilla, sino también desde el punto de vista político y ético. Y para que esta rendición de cuentas se inculque en el “reino mágico", los padres, los trabajadores culturales y otros tendrán que cuestionar y desbaratar las imágenes. Las representaciones y valores ofrecidos por la máquina de enseñar de Disney.
domingo, 3 de julio de 2016
Capítulo II- ¿Son las películas de Disney buenas para sus hijos? Henry A. Giroux
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Muy buena referencia.
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